Deseo...
Me planto. Me paso de tierra a maceta y trato de quedarme tranquilo. Creyendo que así y nada más es quien soy y como quiero vivir. Pero no. No soy y no quiero. Se de alegrías, mas no se cómo encapsularlas. A veces río y me emociono, pero también huyo de las palmadas y los dientes de las otras personas. Les cumplo. Trato de que mis ojos se vean normales y sencillos, como tranquilos y cariñosos. Pero no quisiera estar ahí, no con ellos y no a ellos conmigo. A veces me convenzo de que no se puede hacer ni ser todo lo que uno quiere. Y que gran parte de lo que uno dice querer es más bien una adaptación a lo que te tocó vivir. Y sí. Yo no soy feliz. Ando contento, a veces caigo, pero me recupero, a veces salto y caigo de pie, a veces respiro y encuentro aire. Tan malo no es. Sólo que no es todo. Y yo quisiera todo y justo en el momento que lo quiero. En las horas pasadas frente al mar tenía mis ojos. Era tiempo de volar. De llenar mis ojos de lágrimas y creer que podía viajar en el tiempo. Pero no pude hacerlo. Luego viajaba entre ruedas mirando la costa y sus sonrientes especies dentro de ella. El cielo celeste y claro, despejado para las energías y abierto para las aves. Era tiempo de detenerse, de coger un pedazo de tiempo y hacerlo parte de ti, era tiempo para mojar tus pies y rociar tu piel de viento fresco, pero no pude hacerlo. Después era un tumulto. Rostros de tristeza que esperaban ver a sus parientes. Esperas tensas y lágrimas de pesar. Para mi fascinante, un tumulto para imaginar, para sentir y analizar cómo son las especies que habitan con poder en la tierra y que cada día mueren un poco más. Gentes que cruzaban miradas sin pensar nada. Sólo parados buscando consuelo y viendo que todos –no sólo ellos- tienen dolor. Era tiempo de reflexión, de escape, de huir de esos rostros y jamás transformar el mío en eso, pero no, no pude hacerlo.A veces quisiera que las letras que recojo se pudieran unir y formar colores. Que las palabras se transformen en elementos y objetos. Que mientras se escriben construyen paisajes y escenas. Que no sólo fueran letras, sino imagen y colorido. También voces y sonidos. Que fuesen música y no sólo letras. Que luego de escribir me halle rodeado del mundo que escribí o que imaginé al hacerlo. ¿Y cómo se hace eso?