Las princesas de los café’s

Ella baila en su caño y sube sus piernas. Sus manos bajan por el gélido tacto de aquel fálico aspecto artificial. Su cuerpo es para ese tubo y para la saliva de los que viven bajo el humo. Su barriga algo gastada. Su boca pintada a trazos. Sus ojos pintados como inocente reina descuidada. Seduce y baila. Enamora y realiza su pasión. Ciega los matrimonios y recorre las mentes promiscuas de los individuos after-office. Se extiende sola en su caño y sola en su vida. Inocente e incauta. Ignorante y aproblemada. Ella la del baile, la chica del café y de los pechos planos. La que baila lindo y hace lindos a los otros.
Ellas y sus amigas. Las psicólogas de los perdidos. Las brujas y adivinas que sueñan con el príncipe solvente. Las hermanas de caridad. Las que prestan sus ropas y sus cuerpos. Las que cambian de colores como de sueños. Ellas las enamoradas. Las que enamoran a más de mil en sólo mil segundos. Las diablas y profesores, las enfermeras y cantantes, las de cuero y las desnudas. Las chicas de los cafés que escuchan solo risas y lamentos.
Patricia, Gianinna “la suelta” y la avezada Ignacia, la más pequeña de los privados y la más hermosa de los ojos pardos. La que no baila, sólo junta plata. Ella que viaja a Italia y desnuda sueña con estudiar.
Grisselle. La más deseada. Ella la más buscada y cotizada. La inteligente y preciosa. La que baila en los pies de los ausentes. La del trasero de princesa y las caderas de mamá. La que busca su destino en la justicia, en los pasillos de las policías, en los uniformes y el orden de la moral angelical. La de los proyectos y no los sueños. La que hace amar sus certezas y sus osadías. Grisselle las mujer, mas no la niña. La madre y la amiga. La que seduce con su rostro y con su baile del estómago depilado.
Nicole, Nicole Carla o Karla Nicole. La delgada diva y emperatriz de las sombras. La que saca los dientes y los billetes. La que sólo habla con quienes agrado irradian. La que no siente abominación. La que brilla en la oscuridad bajo el humo y la cerveza. La que respeta, estudia, sueña, planifica y cuenta de su vida. La de los pechos perfectos y largas piernas. La del privado mágico que honra mi ambición. La de las atenciones y bailes eróticos. La que hace suspirar y sólo querer escapar para no enamorar-se de su vida. La de la voz suave y pastosa. Ella el amor de los incautos y mi esposa virtual. La que tomo de la mano en las calles y saludo con un beso en la boca. La que hace temblar mi estómago y hace tiritar mi moral. Nicole y sus fluidos. Nicole y sus agresiones. Nicole y las confusiones que rozan más allá de mis rodillas.
Ellas son princesas. Las más bellas y las más doctas. Las famosas que aman siempre y que todos aman, pero ninguno más que yo. Las que ocultan su vida y se disfrazan de día. Las que dan sus teléfonos y su amor. Las que caminan como si sólo ellas supieran por qué Dios las hizo hermosas. Las que donan su corazón al juego de las liviandades.
Las princesas de los café’s. Las más audaces y las más capaces. Las que saltan de taco alto e incluso invitan a llorar. Las mujeres más sensibles y las más superficiales. Totales…

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