A un lado de la miseria, la más bella
Quedaron mucho estúpidos en el camino. Quienes desafiaron la diferencia de sus vidas y la expusieron a las garras de un ego desmesurado. Quedaron por sus pecados morales o por sus ansías o por su amor o por sus miedo. No a todos odio, pero todos ellos quedaron. Quedaron a un costado del camino. Quedaron en el camino. Afuera del destino. Llenos de miseria. Con sangre en los ojos, preguntas en la mente y asco en sus cuerpos. Unos asumidos, otros sumidos, unos golpeados, otros vacíos. Todos ellos quedaron a un costado del camino. Y ya poco se recuerda de ellos.
Ahora una súplica lego saca su voz para desafiar la historia de las mentes y las egolatrías. Su posición ante la vida imprime fuerza y desafío. Su cuerpo excita y condena. Su mente aún más adelantada no sabe cuánto ha creado a su alrededor. Y es una niña de ojos grandes y cuerpo blanco. Rapada de alma y rasurada de pelos. Llena de dibujos y sueños que no pretende reconciliar. Piercings en su rostro y en sus pechos. Una silueta de diva olvidada y una boca de marginal. Hace de la vida una vertiginosa carrera de fuego y alcohol. Una desvergonzada y satírica obra de vivir y ser mortal para las oscuridades. Hace de sí un viento de tierra y llamas candentes. Una acelerada sumisión a las deidades de los olvidados.
No reprime ni se reprime. Algo de ella es libre y algo la lleva a morir. No duerme, levita. No bebe, aspira. No lee, imagina. No escribe, sueña. Se duerme y se jacta de ser aquello que no le permiten. Busca la pasión y los enredos. La última aceleración de sus tornillos y su cuerpo. Explora y experimenta. Cae y recae en resacas de limpios enfermos mentales.
Es bella. Quizás las más bella. Es estúpida, quizás la menos estúpida. Es delirante y tal vez más delirante que cualquier princesa de tinieblas acaloradas y ángeles de rocas erosionadas. Golpea y recibe. Hace pública su discordia y se limita a ofender y olvidar. Es una esclava de las épocas y una esquizofrénica búsqueda de libertad.
A un lado de la miseria está ella, la más bella. La de piernas pequeñas, lengua voraz y estómago en destino de reventar.
Ahora una súplica lego saca su voz para desafiar la historia de las mentes y las egolatrías. Su posición ante la vida imprime fuerza y desafío. Su cuerpo excita y condena. Su mente aún más adelantada no sabe cuánto ha creado a su alrededor. Y es una niña de ojos grandes y cuerpo blanco. Rapada de alma y rasurada de pelos. Llena de dibujos y sueños que no pretende reconciliar. Piercings en su rostro y en sus pechos. Una silueta de diva olvidada y una boca de marginal. Hace de la vida una vertiginosa carrera de fuego y alcohol. Una desvergonzada y satírica obra de vivir y ser mortal para las oscuridades. Hace de sí un viento de tierra y llamas candentes. Una acelerada sumisión a las deidades de los olvidados.
No reprime ni se reprime. Algo de ella es libre y algo la lleva a morir. No duerme, levita. No bebe, aspira. No lee, imagina. No escribe, sueña. Se duerme y se jacta de ser aquello que no le permiten. Busca la pasión y los enredos. La última aceleración de sus tornillos y su cuerpo. Explora y experimenta. Cae y recae en resacas de limpios enfermos mentales.
Es bella. Quizás las más bella. Es estúpida, quizás la menos estúpida. Es delirante y tal vez más delirante que cualquier princesa de tinieblas acaloradas y ángeles de rocas erosionadas. Golpea y recibe. Hace pública su discordia y se limita a ofender y olvidar. Es una esclava de las épocas y una esquizofrénica búsqueda de libertad.
A un lado de la miseria está ella, la más bella. La de piernas pequeñas, lengua voraz y estómago en destino de reventar.