La caja de los recuerdos


Y ahora al encuentro de los cariños de papá. Pasando por mentiras más grandes que piadosas. Pero no por eso el último rincón de la verdad. Y ahora sobre la moral. Irreverenciando en las calles, pasando sobre la educación de las personas, siendo ésta impuesta o concedida, libertaria o liberal. Ahora apurado desplazando la mugre de la cabeza. Sintiendo que pedazos de círculos rotos empujan las paredes del templo de las costillas.
De igual color y forma corro por espacio y tiempo. Corro sobre el curso objetivo de los rieles y la angustia subjetiva de los ojos. Pero voy por el amor y ahí se triza el jardín de los paradigmas. Voy a un encuentro de lo irreal e improductivo. Hacia la pereza horaria y el incumplimiento social. Pero debo y quiero llegar. Quiero porque son las cajas de mi padre, el olor de sus ropas y sus monedas. El aroma de sus sigilosas y calladas contemplaciones.
Y ahora rodeado e incómodo. Importunado y desconcentrado. Y ahora más pesado. Defendiendo sólo mi razón, mas no el sentido agrio de lo común. Aquella melodía que a todos disgusta, pero que nadie reconoce cambiar.
Ahora no tan solo, voy buscando lo que el espacio me entrega de sus manos.

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