El Hada, de la madriguera. Porfelius, el del saco


Este va destinado y dedicado. Estas letras tienen dueños y motivos, estímulos y razones. Estas palabras son una carta para decir que se extraña, que se siente, que se admira y que se honra. Este pedazo de sincera publicación es una bienvenida, una despedida, un homenaje y una reivindicación. Son palabras de profundo orgullo y exaltante pertinencia. Son palabras para rememorar y para fraguar, para proyectar y declarar… Declarar que la humanidad tiene entre sus células caminantes a dos impulsores de verdad y libertad, a dos cohetes de combustión emocional y sangrienta batalla urbana. Declarar que este planeta en las manos de estos dos astros se convierte en un planeta distinto, que cuando sus mentes señalan el destino de sus manos ya no somos más de esta galaxia y pasamos a una desafiante eternidad. Quisiera yo declarar que de sus letras emergen los sueños materializados, que nacen las respuestas, que la naturaleza en sus cuerpos ya no es sólo un ideal. Quisiera yo decir que cada uno de ellos son un portal hacia jardines de lágrimas, hacia sombras de veracidad, hacia edificios de sonrisas, hacia desiertos de blanca desnudez del alma. Quisiera yo decir a todos los que respiran y a los que no, que la ironía, la rabia, la tristeza, el amor y la alegría vienen en cuerpo de hombre y de mujer, de mujer y de hombre. Y que han mezcládose entre nosotros para obsequiar su lucidez y sus lanzas de veneno y de líquido vital.
Cómo no he de admirar a estos mosqueteros de los asfaltos, a estos dos húsares de la rebeldía urbana, si con ellos el cuerpo deja la piel y la mente descubre más espacios. Cómo no he de homenajearlos si cada palabra que urden se transforma en un telar de verosímiles irreverencias e insolencias estelares. Cómo no he de respetarlos si sus letras se convierten en estrellas y sus páginas en cielos rasos.
Yo voto por ellos para regir a la tierra. Doy mi venia para sus escaños en los congresos espaciales. Yo voy con ellos incluso al fondo del mar y al origen de las hierbas. Voy dichoso porque porto también sus escudos y sus espadas. Y por tanto nadie nos vencerá…
Quisiera yo decir que la libertad tiene sus intérpretes y sus inspirados rapsodas: Él un porfiado instigador de verdades incómodas y libertarias reflexiones; Ella un hada mágica de contradicciones estelares y palabras puras. Ambos honestos como el hielo que no oculta sus lágrimas cuando sale el sol. Ambos mágicos como la concepción de una vida. Ambos fuertes como la rebeldía de los pueblos. Para ambos mi universal respeto y admiración… A ambos gracias por haber nacido en este planeta sin pertenecer a el…

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