Por apuro la vacilación
Lucho por no sucumbir y perder
No será esa la muerte en mi vida
Y así todo es difícil lidiar con la vergüenza
Con la vacilación aprendida
Con la prédica imperfecta
Que mueve las manos para terminar en el arenal
No y no en estas manos
No habrán de morir aquí mis hijos predilectos
Y sólo los únicos que tengo
Todo inicia con un temblor de gotas que brillan en recovecos cerebrales
Todo surge en el brillo libidinoso de las gotas pensantes
Que llevan desastres naturales como hormigas por los interiores del envoltorio
Todo allí es muerte pequeña
Todo ahí es placer palpable e ilusión reprochable
Dirigida a los reinos de la descendencia
A la prole celular
Que risueña vuela sin mucha fuerza
Hacia los segundos de vida en el aire
Esperando su caparazón secar al sol y la memoria
Lucho y tropiezo por esas mismas gotas
Por apuro de niño se construye la vacilación
Por las herencias bajas
De la cotidianidad en clase periferia
Por todo aquello hoy incluso sueño y lucho
Pienso y tuerzo las vidas que quisiera yo llevar
Para sólo en mi memoria hacer más reinas a las féminas
Y ya quisieran algunos oír las ganas de llevar otra vida
E incluso llegar a aconsejar
Y quiénes han de ser los que escuchan si sólo ríen
Sólo así insisto en llevar cada llanto en las únicas gotas valederas
Aquellas que siendo Judas no importa lo que hablen
Si nadie las escucha
Si nadie les impide pensar y llevar a actuar
Si es meta es no fingir ni expulsar
Sólo seguir y seguir sin destino ni reminiscencia
Llevar a los éxtasis de finas voces
A la experiencia de errar
A las muertes más pequeñas que los encuentros con las nubes
A las mismas gotas de sudor que sonríen regocijando sus cuerpos
Pues sí es eso lo que alcanzo en las noches
Y lo que algún ser vivo ha de comparar
Sólo quisiera llevar a compartir sucias ganas
Sin apuros ni manchas en sábanas
Sin prisas ni menos arrogancias al amar
La única búsqueda es aquella que los ignorantes oyen sólo de teorías
Pues mi ira es involucionar y llegar al origen
No de la historia mas sí de la ciega orden de las neuronas
Que hicieron estallar la llama
Cuando no había cuerpos que ensuciar
No será esa la muerte en mi vida
Y así todo es difícil lidiar con la vergüenza
Con la vacilación aprendida
Con la prédica imperfecta
Que mueve las manos para terminar en el arenal
No y no en estas manos
No habrán de morir aquí mis hijos predilectos
Y sólo los únicos que tengo
Todo inicia con un temblor de gotas que brillan en recovecos cerebrales
Todo surge en el brillo libidinoso de las gotas pensantes
Que llevan desastres naturales como hormigas por los interiores del envoltorio
Todo allí es muerte pequeña
Todo ahí es placer palpable e ilusión reprochable
Dirigida a los reinos de la descendencia
A la prole celular
Que risueña vuela sin mucha fuerza
Hacia los segundos de vida en el aire
Esperando su caparazón secar al sol y la memoria
Lucho y tropiezo por esas mismas gotas
Por apuro de niño se construye la vacilación
Por las herencias bajas
De la cotidianidad en clase periferia
Por todo aquello hoy incluso sueño y lucho
Pienso y tuerzo las vidas que quisiera yo llevar
Para sólo en mi memoria hacer más reinas a las féminas
Y ya quisieran algunos oír las ganas de llevar otra vida
E incluso llegar a aconsejar
Y quiénes han de ser los que escuchan si sólo ríen
Sólo así insisto en llevar cada llanto en las únicas gotas valederas
Aquellas que siendo Judas no importa lo que hablen
Si nadie las escucha
Si nadie les impide pensar y llevar a actuar
Si es meta es no fingir ni expulsar
Sólo seguir y seguir sin destino ni reminiscencia
Llevar a los éxtasis de finas voces
A la experiencia de errar
A las muertes más pequeñas que los encuentros con las nubes
A las mismas gotas de sudor que sonríen regocijando sus cuerpos
Pues sí es eso lo que alcanzo en las noches
Y lo que algún ser vivo ha de comparar
Sólo quisiera llevar a compartir sucias ganas
Sin apuros ni manchas en sábanas
Sin prisas ni menos arrogancias al amar
La única búsqueda es aquella que los ignorantes oyen sólo de teorías
Pues mi ira es involucionar y llegar al origen
No de la historia mas sí de la ciega orden de las neuronas
Que hicieron estallar la llama
Cuando no había cuerpos que ensuciar