Vida real

Asevera e ironiza. Hazlo más fácil para que luego tu diminuta mente pueda verificarlo. Asevera entonces de cuando caminas y piensas que antes eras libre, piensas que mirando ciertos colores en el cielo y sentir algo agradable en aquello que llaman alma estás de verdad en un sacro y, a la vez, eficiente sendero hacia una especie indescifrable de eso que dicen es el concepto de vida.

Desprende de la incomodidad. De que hoy no es un buen día. Que sientes medio turbada la existencia y que realizas cosas para participar. Nada haces. Tienes juicio en tu sabia moral; siempre has querido estar al tanto de algo que dentro tus oídos se enteran y nunca has podido interpretar. Y no quisieras sólo creer en ello, sino que aspiraras verlo, ambicionaras estudiarlo y aprehenderlo, pero que incluso igual te invente respirar como lo hacen los humanos cuando en algo desarrollan eso que denominan fe.

Ésta es sin duda urbana. Ésta es un reflejo de que no coexisten el verde bosque de la hermandad y las alucinaciones hechas conceptos. Ésta es más urbana. Es un vagabundeo. Es un tupido tizne de olores y vapores y risas y culpas. No ha de ser natural. No sea una expansión pura de una ilesa vida que realmente no lo está. Es la propia ignorancia. Es la indagación ahora en este lapso de aquello que en medio de las demandas suene y se atienda como una frase eminente y significativa, casi un speech de la adversidad humana, de la miseria particular.

Ironiza ahora que tienes tiempo. Ahora que especulas que esto de verdad trasladará vientos de tranquilidad, goce, prestigio, orgullo, sazón, mística y felicidad a la supervivencia. Ironicemos de las filas y las largas esperas. De cuando no eres adecuado. De cuando los pasos son apurados y simulas ser un ser que cree hacerlo bien. Y siempre está el sesgo moral.

Ironicemos. Ironizar, satirizar, para qué zaherir y por qué apuntar. Todo quiere burlar, siempre quieres ironizar, asumes que aseverar es caricaturizar, o tú sientes que es ironizar, que el que asevera es tu voz, que si pudieras de eso ironizarías. Pero no, sólo y solo aseverarías.

Mejor descompone cuando andas en automóviles y miras la ciudad y piensas básicamente y displicentemente que lo que ven tus ojos es lo que sugestiona cualquier cámara. Que el cuadro tiene su melodía y que algo simboliza para cada uno de los que pueden aparecer por la ciudad.

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