Circo… Circo

Nada que recordar bajo el circo de ácidas sustancias. Esa carpa de colores confusos. Han pasado corazones confundidos y destrozados. Casi gateando en la urbe llevando dolor en su pelaje y color. Esa ausencia se hace fuerte en la compañía de los placebos femeninos que abren algunas mañanas de respiración. 
Y han pasado pasos de planetas extraños. Y otros que sólo quieren la tierra habitar y nada más para pensar. Deseos de masas incorporadas desde la audiencia y la economía hacen que cada piel de extranjero descalzo se sienta incómoda con la danza funcional. 
Entonces todo es circo que pasa por tu piel hasta que esta se descomponga. Y así la ironía más aprendida gana terreno sobre la nostálgica y malentendida verdad. 
Aquí nadie sabe vivir en un terreno que no es propio. Y en ese cúmulo de desagrados sólo una tierna y suave boca puede hacer que cierta felicidad descanse en tus ojos… nada más… nada más que eso... en este circo.
El miedo se ha impuesto. Ha sido vencedor en una épica batalla de corta duración. Molesto es para todo aquel que en su planeta no habita y debe pulular en ajenas calles y veredas. 
Mi piel extraña la bondad de soñar junto a su aroma y su comprensión. No ha de ser una falacia decir que sus colores y texturas, sus tallados brazos y su pintura son la imagen que más añora el recoveco donde se encuentra oculto mi corazón. 
Sin embargo, el destino no alcanza a rozar su espalda. Más bien me señala como perdedor...
En este circo… sólo su sonrisa fue verdad… y espero que nunca se pierda como yo a ella... 

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