¿Y esto sospecha de escenario poseerá de simbolizar una subsistencia?


Esta será la letra que acompañe la distancia que nos queda. Ya tal vez nuestra vida sea así. Así tal cual todo humano dijo que sería. Una extraña, incomprensible y –a veces- maldita vida. La distancia que separa la vergüenza de la mentira. Que cubre la soledad que hoy se ha quedado. Es la sombra que permanece en todo árbol. Hubo fuegos dirigidos al corazón. Sí. Y la niebla de la tristeza recorrió parte del cuerpo que en ese rato quedaba. ¿Pueden a veces las subsistencias ser tan separadas? La poca certeza de cuántos somos hace que importen tanto la existencia como incluso la vida cotidiana. Y no es de extrañar para algunos que nadie en realidad se llegue a conocer.

Duelen y se esfuman las consecuencias de la introspección. O por lo menos se dejan ver para luego desaparecer como ladrón con vasta técnica aprendida. Dónde se ha buscado. ¿Acaso de verdad no hemos de pertenecer? Acaso nada de lo que hacemos puede perdurar o incluso, a veces, parecer normal. Normal, por lo menos, a tus propios ojos.

Siendo así, abrigo y reconozco la ingenuidad, la incertidumbre que se provoca entre la ciega creencia y la probabilidad de simplemente ser. Pero quiero decir que espero que de verdad todo esto sirva de algo y que pueda ser real, objetivo, visceral y también práctico, lo que una vez significó.

Qué hice, entonces. Busqué abrigo y seguridad, lo que me otorga la matriz de cierta necesaria compañía. Llamé una opción de vivir y no obtuve la atención que el cuerpo demanda. No existió, no estaba. No hubo cabida a una elección tan vaga. Y entonces objetivamente opté por otra opción. Por otra vida en medio de cierta selva que olvidé cómo transitar. Y entonces llamé y no obtuve respuesta. Y no existe nada de cierto en aquel pedazo de cuerpo respecto de otra vida que una vez pudo abrazar. En aquel momento, sólo entonces, pensé en hacer realidad y un hecho la sensación que llevé por largo rato de buscar lo que deviene en crisis corporal, o sea, la verdad que se supone más legítima y objetiva. La famosa verdad. La ironía de los díscolos y misioneros de otras letras.

No sé cómo se ha de vivir. No sé cómo hacerlo ahora, en este contexto, en este lugar, con esta historia, con este cuerpo. Quiero respirar por largo rato, no a lapsos como ha sido. Ni siquiera vertical me encuentro.

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