Poe sía Ausente
La repentina fuga de su aroma no detiene el culto de la memoria. La suave densidad de un hormigueo de sedimento corporal; alojado bajo la respiración, casi sobre la cadera. El cuerpo la profesa y demanda. Sigue su vida como conexión mágica. Con ojos sobre el cielo que cubren su espacio propio y sólo a ella ven; y su silencio observan, su poesía silente, o del silencio de su corazón… su corazón, ¡cómo extraño su corazón!
Ahora cubierto y protegido su latido se hace más profundo e indescifrable. Casi imperceptible si la vista perdiera su bondad. Un haz de luz urbano que bajo capas de mentiras sigue llenando todo espacio de sensualidad extraterrenal. Para mí su grito no es inaudible. Menos el destino de sus ojos y los sueños de su corazón. Ese que tanto extraño.
Hube de verla poco atrás recostada hermosa sobre ‘su’ cama. Y aún en presente la ansiedad y torpeza de tener su presencia me hizo tener –antes- que respirar. Incluso osé besarla. Pero he ahí que la distancia obtiene su relevancia. Más aún si de ella se trata. Una poeta oculta sobre dermis de sabiduría, amor y entera pasión. Un jardín de olores cautivantes que la ley de las ciudades no permite degustar.
Quisiera tenerla desatada. A mi lado abrazada a la vida que la implora. Desnuda y tapada; segura y sonriente; cálida y con tiempo para soñar. Llena de vitalidad que se hace realidad en dimensiones distantes. Cómo no pude –antes- saber de ella y sus caminos de vértigo. Cómo no tuve sus manos y sus brazos antes de tallar éstos con su felicidad perdida y su búsqueda eterna de libertad.
La extraño dama de sueños platónicos. Maniquí de fotografías ideales. Felina de piel esquiva que se adapta placentera al diseño de mis sábanas. Al destino de un rumbo idóneo y poco probable de transitar en las esquinas despejadas de las calles; no así en la oscura y cálida intimidad de una visita planetaria… Cómo quisiera mi mano compartir en algún recoveco de su admirada vida.
Su vida hermosa Poe sía…