Caída

Nuevamente cae. Como agua sobre tierra seca. Como nube que rodea una ciudad. La pena infinita. La sombra oculta de la soledad. La eterna fiel compañera. Como las bicicletas. Como el mar.


¿Por qué no tendré alguien para confiar?


¿Dónde está la silueta que mira tan lejos como yo? ¿Que siente el aire en el rostro como la afirmación de libertad?


Cae el cuerpo otra vez. Cae lejos del camino. No da un paso más. Solo se instala bajo un árbol. Buscando pensar. Buscando recordar. Mira y nada ve. Ve todo tan lejos que nada se presenta. Y se va a la niñez. Al drama eterno de la adolescencia. A la crítica adultez. Al futuro en medio de tinieblas.


No resisto más una caída.


Y mientras tengo que –además- oír a estos weones[1].


Mal…



[1] Indeseables. Gente que mata mis ganas de soñar. Esclavos más incultos que yo en medio de un proceso donde creen ellos progresar. Mal. Me caen mal. Me apesta ver sus caras. Me latea oír sus palabras.

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