Formas de decir-lo

Hoy me preguntaron si era feliz. Si estaba enojado. Si me encontraba cansado o acaso estaba enfermo. ¿Qué rostro es el que tengo? Bajo escaleras. A nadie veo pasar. Muevo mis ojos y mi boca. Pretendo así participar. Creo vivir. Pero me gustaría de otra manera. En otro lugar.  

Subo escaleras. Me remito a observar. Pero nunca escuchar. Leo. Escribo. Creo a veces temblar de agonía. Y eso que he dejado de fumar. Huyo. Me adapto. Odio e ironizo. Nada recuerdo. Todo llego a olvidar. Vida no tengo. Solo personas que respiran. Que a veces están.

¡Felicidad! ¿Qué es eso? ¿Una fruta que pueda comprar? Sí, muy feliz me encuentro. Enfermo estoy de alegría pasajera. Estar cansado aborrezco. Corro. Salto. Golpeo. Sudo en el rostro. Veo personas escapar. Muevo mis ojos hacia atrás. Me excluyo. Me oculto. Retrocedo. Vivo. Muero.

Vuelo por escaleras. Veo rostros e injurio sus miradas. A nadie oigo. A veces a mí papá. Tiemblo de noche. Sigo así de día. Dejo las píldoras y demás drogas. Me desadapto. Recuerdo solo lo que llego a respirar. Aquello que se transforma en un aroma. En una imagen olfateada. Vida a veces tengo. Hay una historia. Existen personas. Pero lejos están.

¿Seré aún un payaso? Un clown que siembra alegría. Vinagrito me he de llamar. Por lo pesado y lo molesto. Él nunca se cansó. Corría como futbolista. Nunca enfermo estaba. Comía dulces y también vidas. Creaba. ¿Qué rostro es aquel que ya no está? A nadie veo por los focos. Escucho risas y cierta hilaridad. Participo. Pertenezco. Me peleo. Abandono y vuelvo a comenzar.

Subo en ascensores. En teleféricos. Veo personas desgastadas. Veo cerros y veo casas. Llego a un hogar. Luego a otro. A otra mesa. Con otras tazas y otras personas. Converso. Me adapto. Enjuicio. Me aburro. Me apesto y me voy a otro lugar. Siempre hay personas. Pero nunca llego cuando ellas están.

No recuerdo dónde estaba. Sería una jaula. Un cementerio. O tal vez otro lugar. Pero alguien se acercó y dijo, “qué es lo que te asesina. Qué no te deja avanzar”. En estado de shock me encontraba. Había podido morir solo un instante atrás. Me dolía el pelo y la cabeza. Oía personas llorar. A nadie pude ver. Solo mi padre existía. Él y su sonrisa. Su calma y su tranquila mirada. Sigo vivo. De la misma forma. Con las mismas piernas para caminar.      


Entradas populares de este blog

Mirada

Reseña de libro

Giros

Abs

Los sentimientos