A mí estrella
Disculpas debo. Mil disculpas a
la fuente de mí amor. Solo no estoy dice el sol. Y tiene mucho de razón. Hace ya
un gran tiempo que camino junto a su corazón. Así entonces declarar la soledad
ha dejado un sinsabor. No ha de ser correcto. Menos aún certero. ¿Cómo solo si
voy de su mano? ¿Cómo triste sin con ella soy feliz? No más silencios. No más
prisión. Soy de su vida y vivo de su amor.
Felicidad. La he buscado y la he
encontrado. Brilla como sol sobre el mar. Una luz irradia de su rostro y
corazón. Sonríe para mi vida. Me abraza y obsequia calor. Así entonces la
soledad es un misterio. Un mito alojado desde historias de encierro. Una errónea
verdad que debo yo soltar. Dejar ir y dejar volar.
Luego tomar y no soltar jamás
esos pequeños brazos que estéticos se mueven. Que calman mi espalda. Que me
hacen expulsar dosis de alegría. A esa mirada pertenezco. A esa piel que sabe a
miel. Al deseo que surge del corazón. A sus sueños que claman compañía. A nuestro
destino. A la familia que me espera. Que ilumina mi hogar. Que no me deja.