Obediencia
La obediencia es el suicidio
mientras aguardas que llegue el sol a los rincones donde descansas tu vida. Y
ésta nunca la entenderás. Nunca porque no está hecha para entenderla. No para
ser comprendida. Solo está para llegar. Arribar donde sea y en todo lugar.
Mientras mirar a la cara a los
esclavos prósperos revienta el estómago. Ver sus corbatas de mal gusto y el
tono de poder que nace de sus patéticas y pequeñas oficinas. Son nerds, pero no
son inteligentes. Solo miran las cuentas cada mes. Solo engullen carne y lavan
sus dientes. Mantienen a sus hijos y les dan de comer.
Un día la política dice que se es
mayor a los veintiuno. Luego a los dieciocho. Luego ya nadie sabe qué es
crecer. Todos tiran antes de los quince. Aman por primera vez a los dieciséis.
Llevan sus parejas a sus propias piezas porque toman en serio su vida. Porque
beben cuando tienen sed.
La obediencia no es natural.
Nunca el sol enderezó los árboles. Los dejó crecer, morir y liberarse. En las
calles corren aptos y desadaptados. Unos limpios y otros que tapan sus muelas. Hay
demonios urbanos poseídos por drogas fantasmales. Sin espíritu ni voluntad.
Otros limpian sus autos. Van a buscar a sus familias. Las llevan a pasear.
Luego de amar los ancianos comen
naranjas. En su acto sexual meten bulla a sus hijos en sus piezas. Ellos los
escuchan y los quieren imitar. O a veces vomitar. Pero callan porque aman.
Porque ven colores en la deposición. En las cortinas que no cubren los cuerpos
muertos. Roedores que dejan de respirar y luego transpiran bajo la tierra.
Esperar por el sol de los reyes y
poetas. La obediencia solo cerrará las puertas y ventanas. Hará de los pies un
par de zapatos. De las manos un juguete que erotiza con billetes. Y no se podrá
correr. Menos llegar a casa a masturbarse. Comer bananas y mirara animales. Ver
personas bañarse en el mar. Y trotar con mascotas en la calle.
Dejen de hablar como personas
decentes. La irreverencia les otorga vida. La bella forma de besar dentro de
una burbuja. Sin que nadie vea. Sin que nadie advierta el calor de tu cuerpo.
Mejor limpien sus genitales y pidan a sus parejas que los amen. Nada más lindo
podrán encontrar. Nada como una mano
deseada que toque tu cuerpo en las calles. Que acaricie tu espalda. Que te haga
soñar.
Si quieren tomen la obediencia.
¡Tómenla! Lleven consigo su consigna hasta que sus hijos los odien. Yo me voy
de este lugar. Indignado de injusticia. De esclavitud. De almas que temen
dormir para no soñar.
Prendo fuego a mi cuerpo y el de
Natasha…