Girones y recovecos
De simple y fácil respirar nada
tiene. Hasta el cuerpo pequeño es cuando el aire revienta los sentidos. Solo
quieres estar. Estar en un lugar. Que al sentirlo sea un hogar. Que al llegar
abrigue de las manos a los pasos. Que sea paisaje de las miradas. Un portal
para los sueños. Buscando que vivir tenga un sentido. Un símbolo ajeno a la
sobrevivencia. A la inerte existencia. Al desencanto formal.
Así terminarán los días. En girones y recovecos.
Qué dirán los príncipes y
princesas de ambiciones infundadas. Hechas con la molestia de pensar. Qué dirán
de la necesidad de tener todo –o algo- fácil. Sin íconos. Sin reflexión. Sin
sueño. Sin temor.
No sé vivir en un mundo así tal
cual me rodea. Y –más allá de la tristeza- orgullo me da. Pasión entrego por
ser irreverencia. De aquellos que se desadaptan. Que no pueden estar en todo
lugar. O en cualquier lugar. Que no entienden por qué están acá. Que desean a
veces no respirar.
De simple y fácil nada tiene.
Ante los ojos casi todos son esclavos. Hubo un tiempo donde a todos quisiste
salvar. Y ya después solo a ti debías salvar. Nada más alcanza en una red
mecánica como ésta.
Mala cosa la ciudad. Mala onda.
Prefieren miles la ignorancia.
Les resulta complejo pensar. Imponer. Cuestionar. Lo de ellos es divertirse. No
molestar. Aceptar. Ganar un poco de plata. Tener algo de lujuria y relevancia.
Mal.
Yo no la hice. Mi mundo tan
grande no es. Camina y solo a veces tiene rumbo. Se mueve. Observa. Ironiza. Talento
surge en ocasiones. Se indigna y transforma. Resiste. No se vende. Sale a
correr. Juega y salta. Se va sobre ruedas dejando miradas atrás.
¡Qué saben de anormalidad!
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