A la vuelta de la esquina


Acaso igual creo que pueda quedar la patá. Lo deseo. Que explote. Que termine. Que quede. Que empiece. Si avanza, que gradúe… si quiere. Pero que cambie. Que mueran. Que se maten. Que se junten miles y que otros salgan a pegar.

Qué duda cabe. La profecía va. Las profecías se vienen. Sé que así será. Caótica. Chistosa. Pasional. La cagá inmensa. El medio poder de la media volá.

Ya. En serio. Denunciarán a la banca. A sus dueños. Éstos se defenderán. Lo harán. Saldrán a matar. Pero igual perderán. El modelo funará. Vendrán demandas. Marchas. Hambrunas. Matanzas. Por último variará.

Quien sepa sembrar se va a parar. El que bucea. El que se junta en una vereda.

Indignados. Adeudados.

Y desde el cielo abrirán las nubes al paso de los carros. Los jinetes y su Dios. Y será aclamado. Adorado. Odiado y maldecido. Enfrentado por el anticristo.

Sé que será verdad. Eso que lleguen a salvarnos. En definitiva. De muchas formas. Para diversas culturas. Eso sí va a pasar. Pero El Vaticano nos va a querer cagar. La iglesia va a errar. Como siempre. Se guardará sus secretos de clase. Los genitales de niños y dictadores.

Hay muchos que no compran. Muchos ya no compran.

Desde las azoteas verán bajar sus naves. Sus luces que ciegan. Hablarán con ellos y se irán.

Todo bien reporteado. Noticioso. Documentado. Objetivo y real. Manoseado. Pero real. O sea, de verdad. Y todo el mundo atemorizado.         

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