El enfermero


Segundo piso. Sala 201 de la sede local de una universidad. Sala de enfermería. Llena de cartulinas pegadas. Esquemas y collages universitarios. Pupitres blancos.

Un hombre sentado trabaja en su computador. Ordena papeles. Piensa en su bienestar. Sube su cabeza. Mira. Una persona se sienta. Comienza a hablar.

Hola. Mire. Tengo dos problemas. Le traigo los papeles que pidieron. Todos. Están las liquidaciones de sueldo, el contrato de trabajo. Las cotizaciones y el APF. No es mucho.

Pero tengo otra cosa. Mire. Fui a buscar el sueldo ayer y no me lo entregaron. Hoy tampoco. No había nada. Y me tiraron pal 15. Pero yo también boleteo. Son dos clases. Y solo me han pagado la primera cuota. No sé si me van a pagar.

Mire. Si no me pagan mañana [viernes] yo voy a renunciar a esas boletas. ¿No intervengo en lo que hacen ustedes? ¿No importa que lo haga? ¿O eso perjudica al sindicato?

El hombre al habla es bajo. Moreno. Posee una cabeza ovalada parecida a los E.T. Una gran mancha roja como un lunar o quemadura que abarca casi todo su rostro. De oreja a oreja. Lentes pequeños y un delantal blanco. Es enfermero. Hace clases en la universidad. No le pagan. Su voz es baja. Casi se quiebra.

Luego da las gracias. Se despide. Se va de la sala.    

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