De la historia antes de dormir

Loquitos. Eso son ellos dos. Dos bajo preguntas e incomprensión. Son la niñita de la playa y el niño que la miraba. La niña del traje de baños rosado. El niño de quien caía la baba.  
Siento conocer la historia de ellos dos. Siento haberla oído abrazado al calor de sus piernas y su espalda. Bajo la comodidad de una cama hecha para su felicidad. Luego de las sonrisas. De las manos desplazadas. De las bocas unidas. 
Dormir sin ella. No verla en sueños. Es el camino que no quiero.
Quiero su amor. Su compañía. Sus palabras. Su bella piel en las mañanas. Quiero su locura. Su pasión.
Mi dulce amor salvaje. Ella es. La mujer de los raptos. De los juegos. De las bellas artes tiernas y libidinosas que deambulan en nuestras cabezas. De la compañía absoluta. De la eterna felicidad.
La amo. Y jamás la perderé. 
Quédate en mi locura abrazada a la tuya. En el latido que salvaste. Desde tu propia noche. Uniendo cada solitario día de una vida que esperaba tu calor. Que no podía aguardar más.
Yo te salvaré amor. Como lo he dicho. Como lo he escuchado.
Como tú me salvaste. Como prometiste unirte a mí y yo a ti en todos nuestros viajes.

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