Ejercicios de la infelicidad


De brazos caídos. Actuaba con la desidia de un moribundo. De un enfermo que agoniza en espera de la cálida deidad.

Un hombre. En el living frente a un computador. Alto y delgado, triste y solitario. Gusta de la ciencia social, pero ahora no tiene trabajo. Es un absurdo de la vida terrenal.

Pero igual lo quiero mucho. A ese hombre en el computador. Y otro que quiere dejar de serlo. Si algo no sucede pronto, su vida terminará. O, a lo menos, no tendrá cómo explicarla y justificarla.  

Es el hijo de un hombre bueno. Que extraña el olor de su padre y su mirada. Triste. Llora de pena.

Me gustaría no verlo así. Nunca voy a dejar de quererlo. Como mi padre. Alguien que teme serlo.

Hubo un día años atrás cuando hizo un juicio de otra persona. Esta tenía a lo más 33 años. Y él no pasaba de los 24.

-          A esa edad no voy estar tan mal. No estaré igual. Tendré mis cosas. Algo bueno pasará.

Era un joven buscando educación. En la pieza de una mujer que lo acompaña-ba. Es irreverente y pesado. Hace teatro y estudia. Es un buen payaso. Hace tiempo no lo veo.

Era un payaso. Un payaso de verdad.

Hoy todo está igual que hace 9 años. Parece no haber pasado. Nada ha hecho que haya perdurado. Ha sido invisible. Existió sin transformar sus espacios. Estuvo, pero no lo recuerda. No tiene imágenes, fotos, olfatos. Nada hay que pueda su espalda enderezar.

Es un ciudadano medio cuya educación es su movilidad social. Buscando su nombre fuera de una universidad. Se siente libre y descarado. Quiere vivir en otra ciudad. Se va de su ciudad y se instala en otro lugar.

Está loco, pero a cada tanto algo bueno resulta.

Espero que se cuide. Que no se olvide quién es. Esa persona que viaja feliz. Y esa otra que llora y no se mueve.

Sentado está ocupando un piso desconocido, caro y poco limpio. En el peor día de su vida. En el enésimo agujero donde ha caído. Sin idea. Sin estructura. Sacando de sí infames palabras para leerlas en un tiempo más. Solo eso puede elaborar. No hay nada por qué moverse. Respira, nada más.

Es un hombre con carencias que no deja pasar el amor. Está frente al mar, muy cerca de él. Es irónico y pesado. Extraña a su mujer. La ha perdido. Ella estará bien, pero no él.

Él es quien esté con ella. Aquel que ella dejó.

Hasta hace poco lo que hacía le gustaba. Algo. A lo menos lo entretenía. Gustaba de la autonomía. Que nadie lo hueveara. Ver mujeres lindas. Leer. Estudiar.

Es un ex profesor. Busca qué hacer en una ciudad. Es desprendido y perdido. Espera su muerte y su salvación. Incluso este día en su vida es normal.

Que no deje de estudiar. Es un escritor con una gran vida. Quien sueña con tener una vida.

Se avergüenza de lo que pasa. No es capaz de cambiar nada. No es una gran persona. Es una persona nada más.  

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