El o la mar
Se arma en densos estómagos de
líquido milenario. En lugares distintos. Todos en el mar. O la mar. Ahí en ese
espacio viscoso y movedizo que se lleva sueños y cuerpos. Que trae aires elementales.
Que se mueve. Destroza. Se mueve y traga. Se expande y transforma la vida
terrenal.
Se enrosca como tubo. Como bomba
que tira agua hacia la cubierta de una estructura invisible y tubular. Se lleva
las fuerzas. Se lleva el sudor en explosiones que no se advierten. Siempre está.
Está y se llena de esperanzas. De lágrimas. De los deseos de todas las personas
que lo tienen frente a sus miradas.
Es bello. Es magno. Es genial. Es
todo que un humano necesita. Para hacer su vida y para desistir de esta. Para irse,
cambiar o flotar.