Irremplazables



Qué saben de volar.

Dicta el corazón.

Si solo los extraterrestres lo pueden entender.

Siempre he seguido a mis amigos. No importa cuánto duren por la vida. Los sigo y los banco a muerte solo por haber dejado algo en la memoria. Por ser de esas personas que no se pueden olvidar.

Recuerdo a Malebrán. Irreverente poeta punk. Vocalista de “Huevos con Tomate”[1] de Hospicio. Rockero de corazón y un desadaptado. Siempre contrario. El sistema nunca se sostuvo en sus palabras y sus letras. En todos sus actos portó siempre la contracultura. Grande Malebrán.

Recuerdo ese día en pleno servicio militar (SMO). Ambos, él y yo podridos en medio de tanto grito y bajo pensamiento. Recuerdo que dormía plácido en una litera ordinaria. Con un tremendo dolor de pies. Y de pronto un agradable humo de marihuana me despertó en medio de la noche. Al abrir los ojos pude ver quién era. Quién otro sino Malebrán. El soldado raso más adicto que he conocido. Me mira fijo. Despliega el humo hasta el final y me dice, “Vos, huevón, soy de otro planeta”…

Entendí inmediatamente el mensaje. Lo descifré al instante. No necesité pensar ni meditar. Fue una ventana. Un aventón. La confirmación de que en esta vida urbana voy de paso nada más al encuentro de mi rumbo en otros senderos espaciales.

Después de esa noche. Cada vez que veo o conozco a un extraterrestre, hombre o mujer, me doy cuenta de inmediato que lo es. Y siempre lo digo. “Vos, huevón(a), soy un(a) extraterrestre. Vai de paso por este planeta”…

Mis respetos eternos a Juan Malebrán…

Así dicta el corazón.

“Qué saben de volar los pipirillos”.

Así siempre dijo el PepeNacho.

José Ignacio Astudillo, estudiante de cine en Valparaíso. Choro porteño, pero albo[2] de corazón. Garrero no solo en el tablón. Un animal. Un peleador nato que nunca rechazó los combos. Si hasta la muerte venció. Marihuanero y explorador de corazón. Un galán y avezado intelectual. Cinépata y mujeriego. Amigo fiel y leal.

Aprendí de él que “esa es la actitud”. Siempre pa delante. Choro. Hampón. Sin miedo a los golpes. “Buen rollo” el “Cumbias”, apodo heredado de la película de culto “Pedro Navaja”. Aplausos para el Nacho. Ahora debe estar peleando o declarando su amor a una doncella.

“Qué saben de vivir amigo”…

Mis respetos para usted.

Y ella mi estrella de tres nombres[3] ahora piensa en eso. “Qué saben de volar”.

La estimada. Afanosa educadora de personalidad desbordante. Hermosa más linda que el sol de las mañanas y las tardes. Creativa e irónica. De rayadas manos y largo pelo que busca enredarse.

Qué saben de volar como lo hace ella. La más bella. Que vuela en las aulas, en las carreteras, en su cerebro y en su corazón. La estrella más clever de la galaxia. Extraterrestre y princesa espacial.

De ella y con ella he aprendido a decir la verdad. A hablar desde el alma. A tirarse a la piscina esté o no con agua. Siempre habrá donde flotar.

Me inspira y me desarma.

Esa estrella yo quiero alcanzar. Guardar su luz en mis sábanas y no soltar más sus manos y su espalda.

Mis respetos Estimada…

Qué saben de amor. Qué saben de soñar. Nadie más que los extraterrestres van de paso por este lugar.             


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