Mentiras


Miento. Miento mucho. Miento caleta. Miento todo el tiempo. Miento a todas las personas. O a gran parte de ellas. Miento. No lo siento. Miento por sobrevivencia. Por tener pocas ganas de hablar. Miento por cuento. Por discurso. Por perdurar. Miento una y otra vez. Mentí a mis padres. He mentido a mi hija. Seguiré mintiendo cada vez que alguien se acerque hablar.

Mentiras. Eso ha sido. Grandes y pequeñas. Mentiras que brotan de una boca acostumbrada a mentir. A mentir para estar en vida en una ciudad. Mentiras. Mentiras de un mentiroso. Mentiras de un avergonzado. Mentiras de un ente urbano que sabe decir aquello que se debe escuchar. Mentiras. Nada más. Mentiras. Solo mentiras que muchos creen son verdad.

Miento. Miento todo el rato. Miento todo el tiempo. Miento y construyo un lugar donde habitar. Miento y construyo una familia virtual. Miento y no siguen preguntando. Miento y se dan por enterados. Miento y miran con admiración, pesar o insatisfacción. Y miento. Miento a mi persona para hacerlo realidad.

He mentido. Me cuesta vivir. Morar. Pero miento mientras hago que parezca feliz y real. Miento en el trabajo. Ellos deben saber que soy un tipo normal. Por eso miento. Para edificar esa normalidad. Si no mintiera, muchas preguntas habría. Y eso me incomoda. Me molesta. Miento entonces por cordialidad. Por estética. Para no hablar con quien no quiera.

Miento. Mentí. Mentiré. ¿Has mentido alguna vez?   

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