Caminatas
La vida pareció oscurecerse en la
adolescencia. Eran diarias caminatas de escape. Ingestas. Dosis varias. Éticas
revueltas y manoseadas. Educado hasta por ahí no más. Y solo. Casi siempre. Hubo
amigos. Había. Los hay. Pero solo. Estaba solo. Y cometía errores cada dos
minutos. Todos desaciertos de los cuales no tenía con quién conversar. No tenía
objetivos. No tengo muchos hoy tampoco. Mis padres ya no estaban juntos.