Historia de la locura
Para ellos, yo era el manicomio entero.
"UNA
TARDE, estaba yo allí, mirando mucho, hablando poco, escuchando lo menos que
podía, cuando fui abordado por uno de los personajes más raros de ese país, al
cual Dios ha dotado de bastantes extravagantes. Era un compuesto de altivez, bajeza,
buen sentido y sinrazón."
En el
momento en que la duda lo enfrentaba a grandes riesgos, Descartes tomaba
conciencia de que no podía estar loco —aunque reconoció aún durante mucho
tiempo que todas las potencias del mal y hasta un genio maligno rondaban
alrededor de su pensamiento—; pero en tanto que filósofo, y teniendo el
propósito resuelto de emprender el camino de la duda, él no podía ser "uno
de esos insensatos". El Sobrino de Rameau sabe bien —y es lo que lo hace
obstinarse en sus huidizas certidumbres— que está loco. "Antes de
comenzar, exhala un profundo suspiro y se lleva las dos manos a la frente; en
seguida, vuelve a adoptar un aire tranquilo y me dice: vos sabéis que soy un
ignorante, un loco, un impertinente y un perezoso."
Michel Foucault
‘Historia de la locura en la época clásica III’
Extracto primero párrafos de la introducción