Junior... trascendental
Mis compañeros tenían gran
simpatía por mi papá. Me lo pedían para ellos. Decían que era el mejor papá. Yo
estaba de acuerdo. Le llamaban junior
porque es más bajo que yo. Mi casa paulatinamente se convirtió en la sede. Nuestra
sede. Y mi pieza –como estuviera- en el cuartel general. En espacio para la
previa de todas las salidas. No sé qué hubiese hecho sin mi papá. Se transformó
en un imprescindible y trascendental. La persona más importante de mi vida. Era
tal su buena onda que los sábados por la noche él salía –como tenía plata- y me
dejaba la casa para estar con mi polola. Era un acuerdo. Como a las cuatro de
la mañana me llamaba para ver si ya podía llegar. Yo respondía en pelotas
fumando en mi cama.