El loco Teo
Una noche en plena plaza me lo
encontré de frente. Él estaba ebrio y enojado. Yo estaba con la Marcela y un
grupo de amigos. Ellos intentaron que se fuera, pero no hubo caso. Quería
pelear. Sacarme la chucha en realidad. La Marcela, ¡obvio!
No quedó más que enfrentar la
batalla. Ya estaba muy cerca. Nos enfrascamos a golpes. Pero no duró mucho. Me
sacó la cresta. Me dejó tirado en el piso a coliguasos[1]. Yo quedé todo
marcado y adolorido. Cuando todo pasó mis amigos me levantaron y me llevaron a
rastras a la casa. Mientras la Marcela me limpiaba la sangre y la ropa. Salió a
verme mi tío y preguntó qué pasó. Me llevó al baño y me limpió. Y me dijo que no
me acostara todavía porque íbamos a salir. Yo quedé espantado, pero hice caso.
Mis amigos solo abrieron los ojos.
Al rato, bien entrada la noche,
en la plaza, el loco Teo estaba gateando en el suelo pidiendo que no le pegaran
más. Y desde el piso, apenas abriendo los ojos, me pidió disculpas. Nunca más
tuve un problema con él.
Años después, el loco Teo le
cantaba a mi madre en un casamiento. Enamorado el huevón. Estaba de vocalista
de la banda tropical.
Yo me enojé...
[1] Varilla de madera utilizada en el campo para arrear ganado.