Electrónica de vida



Me estoy separando. Mi mujer, Natalia, me pidió hace unos meses el divorcio. Mal. Devastado. Quiero estar con ella. Pero no me pesca. Lo intento. Han sido semanas tocando el tema. Ella se va. Me deja.

Igual no insisto tanto. Hay algo bueno en todo esto. Quiero algo más. ¿Disfrutar? No lo sé. Sufro, pero me relajo. Me preocupo por ella. Sí. ¿La amo? La amé mucho. Vivo ahora solo con León, mi gato.

Una cosa es segura. Voy a dejar la pedagogía. Eso va pasar. Voy por la electrónica. Me la voy a jugar. Mi papá me ofreció trabajar en su empresa. Me hizo su socio en realidad. Voy a estar un año. Dos, ya. Más no. Y después me voy a Berlín a tocar. A tirarme minas la raja. Esas ricas con carita de Elfo. En los clubes de electrónica.

Ésta era. Siempre fue ésta la verdad. Mi verdad. De esto se trata la vida. Mi vida. Lo que van a conocer acá.

Soy profesor de matemáticas. Luego de la media, estudié arquitectura un tiempo, después me cambié a pedagogía. Unos viejos ahí no compartían el éxito de mi papá y me hicieron la vida imposible. No fui más. Dejé las maquetas y tomé la pizarra. Para enseñar.

Tengo 34. ¿Mal? No. No sé. ¿Me importa? No. Voy pa los 35. Soy adulto. Lo parezco. Pero me gusta ser pendejo. Lo acepto. Toco en fiestas, en hoteles, en locales. Este verano levantamos el ‘Contenedor’, lo llenamos. Después de ‘Místiko’, ahora es el local de la ciudad. Tengo mi banda: Knopp. Mi estilo: deep house. Soy dj. Toco harto. Mucho. Mezclo. He ensañado a varios. Gano algo de plata, no tanto, pero veo minas. Estoy logrando vivir de esto.

Mi mujer también es pedagoga. No entendió que yo la quiera dejar. A la pedagogía, digo. A ella no la quería dejar. Ella me dejó a mí. Me reprochó alejarme de la carrera. Creyó que no haría nada. Que me las tiraría o que me deprimiría. Pero nada. Le dije que ahora soy socio de mi papá. No le gustó. La incomodó. Y después me dijo que había conocido a un tipo. Que le gustaba. Para mí eso fue vendetta.

Pero bien po. Sí. Tal cual. En serio. No me dio nada. No me pasó nada. No me sentí mal. Igual la quiero, pero está sola. Quiere tirar. Obvio. Normal. Yo igual la estoy pasando la raja.

Ella es hermosa. Cuando caminaba con ella era un papanatas más, no más. Nada podía hacer frente a las miradas.

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