May in august
Sentada en su banca de empleada. De
alegre trabajadora. Dama blanca. Suave. De labios rojos. Mirada atenta. Cautivante.
Sonrisa fina y tenue en un cuerpo pequeño de estético caminar y atractiva
vestimenta. De geniales zapatillas y enérgica voz. Bella de opinión certera. De
inteligencia curiosa y noble creatividad. Una mujer hermosa. Una joven sin
maquillaje ni máscara. Con osadías y confusiones. Con aspiraciones elegantes y
proyectos de humanidad real.
Abraza el arte y dosis de alegría
pura. No quiere infelicidad, sino la plenitud infinita. Que me lleva a
admirarla. A desearla y respirar pensado en ella. A esperar el rumbo incierto
de sus decisiones, el ánimo de su corazón y el roce de su cuerpo.
Nada sé dónde está y mucho
menos qué ella piensa. Solo la he visto. La he observado. He dejado caer en ella
pizcas de cariño y ansiedad. He cruzado sus ojos y un brillo se manifiesta. Hemos
cruzado palabras y se esparce la comodidad. Sola no está, tal vez solo mal
acompañada. Mientras no tan lejos la cuidan manos destinadas a masajear su
espalda y construir sus sueños.