Teoría de la Leche: física, sexo y religión
Crees
que una chica con estudios debería tener pensamientos más profundos con los que
pasar el tiempo que buscar la mejor palabra para expresar el producto de una
eyaculación. Yo no estoy tan segura. Quiero decir, puedes buscar cuanto quieras
el significado más profundo de la existencia, puedes buscar una prueba física
de la existencia de Dios. Puedes leer tantos libros como quieras sobre el tema,
sobre cualquier tema —libros de religión, de ciencia, de filosofía, de
naturaleza—, pero te garantizo que nunca, nunca encontrarás una respuesta que
te satisfaga. Que te satisfaga de verdad, profundamente, que te dé una sensación
de bienestar porque por fin sabes cuál es tu lugar y tu objetivo en este mundo.
¿Por
qué?
Porque
la respuesta está justo ahí, delante de tus narices.
Es
la leche.
¿No
me crees?
Te
lo demostraré.
Empecemos
por una afirmación con la que todo el mundo está de acuerdo:
El
sexo es el motor de la vida.
Porque
sin sexo no hay vida. Y, de igual forma, sin vida no hay sexo. Están unidos de
manera inextricable, como la gallina y el huevo.
Además,
el sexo sin leche es como un Big Mac sin la salsa especial. Es la esencia
mágica de la que todos, todos venimos. Porque cualquier cosa en este mundo
necesita reproducirse para sobrevivir. Incluso un resfriado común. La
existencia depende del proceso reproductivo.
Desde
las aves hasta las abejas, las flores y las semillas, todo sigue exactamente el
mismo proceso una y otra vez, desde los seres más pequeños hasta los más
grandes. En realidad no es necesario que lo diga.
Es
ciencia y biología básicas. Aunque a lo mejor vale la pena repetirlo, porque
creo que se nos olvida.
El
Big Bang creó un cuerpo universal compuesto por los sistemas solares: matrices
gigantes donde se incubaron los planetas, que son los huevos cósmicos a la
espera de ser fertilizados por la semilla de la vida que es:
La
leche.
Y
eso, en esencia, es mi teoría sexual de la existencia, del universo y de todas
las cosas. La única teoría de cuerdas que necesito.
Y
a todos los que tenéis inclinaciones más espirituales, lo único que puedo
deciros es que no estuvisteis lo bastante atentos en clase de religión, ni
leísteis las Sagradas Escrituras con la atención suficiente, porque si hay algo
que le sobra a la Biblia es sexo. Es difícil encontrar una página en la que
alguien no se pregunte cuándo llegará Dios, cuándo llega Jesús
o cuándo llegará la salvación.
Pensarás:
«No seas idiota».
Lo
que yo digo es que nos enseñan a tomarnos la Biblia al pie de la letra. Y eso
es exactamente lo que yo hago.
Si
la Biblia se pensó como una guía para la existencia, ¿por qué iban a querer los
autores hacer jueguecitos de palabras con el lenguaje u ocultar su verdadero
significado? ¿No está pensada la Biblia para que las personas se sientan mejor
consigo mismas? ¿Qué hay más útil que el sexo para que nos sintamos bien con nosotros
mismos?
Tomemos
un versículo al azar. Por ejemplo, Lucas 17, 20-21. Los
fariseos preguntan a Jesús cuándo se producirá la venida del Reino de Dios. ¿Y
qué responde él? Dice: «El Reino de Dios está dentro de vosotros».
Yo
diría que no hacen falta más explicaciones. En realidad, no hay mucho misterio.
Yo diría que solo puede estar hablando de una cosa.
De
la leche.
¿Y
qué se puede decir de Dios sino que es la leche?
Y
aquí hay otra cosa que quiero dejar bien clara:
Soy
una verdadera creyente. Adoro la leche.
Sasha Grey, La Soceidad Juliette,
2013, pp. 46 – 48
¡Qué saben de análisis!