Arriba una estrella
Te extraño Natasha. No tú
persona. Sino la mujer que te personificaba. No el sexo con ella. Sino poder
hablar. Sentir que al menos en ese rato sí estaba. Existía con alguien y en un
lugar.
Qué mierda pasó. Todo se aleja.
Todo está lejano. Todo se ha alejado. En días de regocijo sentía el viento y
veía la luz. Me calentaba el sol y me refrescaba la playa.
Hoy todo es como el sueño de una
caverna de lava y cemento. Con un curso de río rojo. Que expande calor y fuego.
Y que en él viajo hacia una salida que nunca llega. Que se deja ver y se aleja.
Días que sentía el gusto de
caminar por calles donde podía ver el cielo. Ese mismo cielo pasaba más días
despejado. Y era feliz y lo anhelaba. Hoy no siento. No tengo nada en el
cuerpo. Todo lo he perdido. Se ha ido en la cobardía y la indecisión. En la
añoranza que de certera no tuvo nada. Que no fue construida. Y que solo existió
en las internas miradas idealistas. En la más irreal urbanidad.
El ciclo pasa por debajo de
puentes entre piedras calientes. Lo escupen animales y plantas. Las personas no
ven pasar y no tienen miradas. Ellos están en otro lugar. Se esfuerzan en la
inocencia hermosa de la valentía familiar. En hacer las cosas sin pensar. En
sentirlas, atesorarlas.
Se impone una mezcla de
inmoralidad, falta de voluntad, vergüenza, culpa, pena, cobardía y miseria. Una
no vida urbana. Una vida extraña. Una vida animal. Y pudiendo ser un jardín no
tan grande. Delante de una casa ordenada, limpia y noble. Donde confluyen el
abuelo, la hija, la mamá. Personas que se ocupan de cosas para permanecer
juntas. Para que cada uno de ellos crezca y se realice como una persona que
habita sin ser extraña.
-En este momento comienza el teléfono a brillar… y así, cuando pasan
estas cosas… se acaban las palabras… porque son superadas… una emoción así no
se puede explicar…-
Gracias por el mensaje guagüita.
Llegó mientras caía. Y me hizo
levantar.
Justo apareciste. Como siempre
conectada no sé cómo ni dónde.
Como esa estrella que brilla
eterna que siempre has sido…
No puedo escribir más ahora…
Fuiste la única persona que
apareció…
Eres quien acompaña este mar de
recuerdos y lágrimas.
Nunca tendré palabras para
agradecer tu llegada hoy…
Ni para explicar cuán mágica
puede ser aún la vida…
Amar sí deja cosas buenas…
A mí, aquí, ahora, me salvaron la
vida…
Tú siempre me salvas…