Asuntos diarios

Llamé a la Coni cuando desperté. Tenía que llamarla. Obvio, estaba mal. Y ya había llorado dos veces, según ella. Es muy enamorada. La tengo loca. Le pone harto color. Si no nos vemos en una semana piensa lo peor y se desespera.

Nosotros terminamos. Es cierto. En serio terminamos. Pero cuesta que lo entienda. Tiene pegada la idea de nuestra eternidad. De que somos la pareja perfecta. Que nada nos va separar. A mí me da lata, la verdad. Pero no quiero que sufra. Además llamó su mamá para pedirme que no la dejara. Que le diera tiempo a su hija. Que estaba afectada. Todo mal.

Fuera de eso. Mi problema es la U. Está difícil. Es último año y todos te presionan. Huevean. Te quieren ver afuera. Terminar la huevada. Que salgas a trabajar. ¡Una mierda! Me carga la carrera. Me carga el uniforme. Ni siquiera es cómodo. Me carga trabajar con viejas que mezclan la salud con la moral. Que piensan que el cuerpo se enferma por los gustos y la personalidad. Viejas ignorantes. Insanas. Hijas de Dios. Damas de rojo, celeste… Qué mierda. No sirven de ni una huevada. Van al hospital a pelar y tomar té con otras viejas. Estorban.


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