Ídola

Esperando su olor. El color moreno de su piel. La textura de sus piernas y sus pechos que atraviesan mi ansiedad. Imagino su húmedo sexo invadido de mi respiración. Saco los sonidos de su alma. Sus gemidos de miedo, dolor y placer. La quiero para mí. La quiero poseer.

Es una locura hecha mujer. Deambulante de brazos extraños y enfermizas distorsiones. Es deseada por la manada en plenitud. Y todo macho quiere saborear su espalda. Pero es mía esta vez. Se lo haré saber. Le haré el amor como la hembra que es. Como la fémina sin destino que se lleva el flujo de la sangre.

Abro sus piernas. Huelo y me entierro. Saboreo como la última vez de una vida. Con el nervio apretado de la pasión en descontrol. Sus brazos hacia ambos costados. En amplia entrega y sumisión. Su cuello es mordido y humectado. Sus ojos son clavados en la embestida de un corazón que hoy se enamoró.

Ídola de sangre caliente. Niña de senderos díscolos. El estilo de tu caminar tiene mis visión pegada a tu cintura. Y mis manos mojadas de tanto tocar y sudar. Pero eres un peligro y una osadía. Jamás te amaría más de la noche acordada. Pero he de extrañarte toda una vida.   

Te llevas mi idolatría. 

Entradas populares de este blog

Banda sin nombre. Una historia de ciudad

Reseña del libro 'Lo Real' de Andrés Ibáñez (2023)

Así empieza

El origen de la herida

Un matiz