Frente al Faro

Sí. Aún busco. Sí. Aún no encuentro. No estoy. No siento. He pasado días mirando el televisor apagado. Me paro y miro por la ventana. Son nueve pisos y se ven pocas personas en la calle. No dolería mucho –pienso.

Digan lo que quieran. Preparados no están para entender lo que escribo. Lo que escriben quienes escriben. Tropa de adaptables adaptados. Cúmulo de personas felices que han hecho de su vida un montón de fotos para publicar.

Los odio. Te odio. Me odio.

Quién dijo que podría sonreír solo haciendo lo normal. ‘Estudias y serás alguien’, ¡pico! ‘Trabaja para que tengas lo que quieras’, ¡pico! ‘Sigue tu corazón…’ ¿Qué es eso? ‘Tira pa’ arriba’, ‘siempre pa’ adelante’… ¡Váyanse todos a la concha de su madre!

Sí. No soy feliz. Lo soy a veces. A ratos. Sonrío y callo. Camino y observo todo aquello que no siento. Que no soy. Que no tengo. Y cuando pienso en eso me da un poco de asco. Me arrepiento, temo y me quiero ir de este lugar. De esta vida en realidad.

¿Cuándo seré capaz de hacerlo?

Hay algo que quiero perdurar: Las letras que invento y mi nueva relación con el mar…  

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