Re/Conociendo
Tú tienes razón. Algo pasa cuando
se conoce a las personas. Tú apareces y quedo desarmado. O sea, despedazado. Son
molestias corporales. O puede que sean cosas buenas. No sé. Y ahí está el problema.
Me siento pequeño cuando siento
cosas. Como que mi cuerpo tiene menos espacio para guardar. Siento que me faltan
fuerzas. Fuerzas corporales, musculares, morales. Reconozco la incapacidad de
sobrellevar.
Planeo crecer. Creo estar en eso.
Espero. Y he tomado la vida entonces como un entrenamiento. ¿Entrenar para qué?
Para cualquier cosa que pueda pasar. ¿Y si no pasa nada? ¡Entonces muero entrenando!
Entonces apareces. Siempre estás.
Lo sabes. Y recuerdo cuando me advertiste sobre involucrar sentimientos cuando
estás lejos. Lejos en materia, digo. Y luego tú solo dices “aparezca y envíe un
beso, joder”… Y eso me gusta. Me da calor.
Pero sí. Tienes razón, como que
se sufre algo. O no sé. Se siente, ¿verdad? Tú me entiendes, ¿cierto? Algo así.
Y eso crea problemas en la vida. En la cabeza. Y a mí que en estos tiempos
estoy enrollado y selectivo, me pasa que me gustaría estar contigo. Estar. Verte.
Acompañarte. Tocarte. Tomarte. Besarte. Sacarte la ropa. Seguir besándote. Hacerte
el amor. Ser un tanto tierno y otro tanto violento. Concentrarme. Respirar sobre
ti. Olerte y estar sobre ti, o a un lado, o atrás, o como quieras, por un largo
rato.
Después podríamos llamarnos.
Pero bueno, eso. Eso tengo. Eso pasa.
Obvio estamos lejos. Y veo otras
mujeres aquí. Una que otra. A veces. Todas no me gustan, pero puedo tener sexo
con ellas. Y la que me gusta algo, es una estudiante de la universidad. Mal. No
tengo polola hace meses. Varios meses. Y ahora es verano y hay tantas mujeres
hermosas. Tremendas. Y he estado asumiendo que me gustan las pendejas. O sea,
mujeres jóvenes que no tienen hijos y que se divierten mucho y que tienen pocas
cosas claras en la vida. Porque –al parecer- como dijo un chofer de taxi, “no
hay mujer más hermosa que la mujer joven”.
La verdad no concilio con mujeres
adultas o que crean serlo. Les parezco imbécil, mal partido y perdedor. Ante ellas
me doy cuenta que no sé nada de la vida, del amor y de las relaciones de
pareja. Y que lo mío es un conjunto enorme de carencias infantiles que,
asociadas a un mal barrio y un esfuerzo en educación, forjan en las personas
resentimientos y trabas que se reflejan en la forma como enfrentas la vida y tu
grado de adaptación.
De exitoso, nada. Pero tengo
sentido del humor.
Ahora, el otro problema es gustarle
a las mujeres jóvenes. Y ahí, no comments. Debo seguir entrenando. Y me parece
que morir en ello. Tan, tan mal no me va, pero me gustaría que fuera mejor. Siempre
puede ser mejor.
Tú eres joven y eres hermosa. Eres
inteligente y escribes como profesional. Y me gustas mucho. Y entonces en este
contexto que te describo quisiera que fueras tú la pendeja exquisita que está
conmigo y es mi polola y le hago el amor. Pero estás lejos… y quién sabe si realmente
me aceptarías… y entonces veo que tienes razón, no se deben involucrar sentimientos
cuando se está lejos. Porque no sucede lo que uno espera.
Las fantasías de vuelven
realidad, pero no exactamente cómo se las piensa.
Pero me divierte ser y estar así.
Así que me permito seguir esperando tu arribo. Y leer la magia que escribes.
I miss you… ¡Pendeja!
Besos para ti…