El viaje
Es la sangre, es el vino, es el manjar, es el elixir, es el sexo, es
la droga, es el orgasmo. Es la volá,
el último viaje, la pequeña muerte, el dedo de dios, la ayahuasca, la salida
del útero materno. Es la de Mark Renton en Trainspotting, la de Harry Goldfarb en Requiem for a Dream, pero más lenta, placentera, orgiástica y
completamente sofisticada. De esos viajes que de solemnes, luego de un rato,
solo te llevan a dormir y descansar.
Hay éxtasis en la sangre. Hay éxtasis en morir. En las pequeñas
muertes de la vida. En irse de la tierra un rato. En el placer que es sentir
que se cae tu alma y tu energía. Como una gran pálida. Que de exquisitez corporal te lleva a acabar en paralelo a
dejar de respirar. Como cuando se pierde sangre, o como cuando eyaculan los
suicidas de ahorcamiento. Como lo que espera sentir Adam –asumo- al poner la
pistola en su pecho. El arma cargada con la bala de madera que lo ha de matar.
Extracto Crítica Only Lovers Left Alive
Director: Jim Jarmusch