Defensiva
Cierta vez llegó un tío.
Uno de sus hermanos. Venía de Valparaíso arrancando de un robo que cometió. Se
vino a ocultar al norte. Bien lejos. Y ahí se hizo el huevón. Llegó como de
visita y se quedó varios años. Barza. Con esto, mi posición en casa fue aún más
desventajosa. Se coludían y se potenciaban. Eran dos adultos sin educación
contra un adolescente en proceso educativo. Qué saben de carácter. Jamás me
hicieron cambiar de parecer y menos doblegarme. Estaba solo y solo me defendía.
Lo que me hizo sentir orgulloso de mi autonomía. No soporté mucho todo esto. A
él no lo hablaba. Y cuando lo hacía, trataba de evidenciar su ignorancia. A
ella con suerte la miraba. La odié. Lo reconozco. Hoy ya no, pero me cae mal.
Eso nunca cambió.