Para qué
Reconozco miedos y vergüenza. Me
cuestan las alegrías. Me cuesta reconocerlas. Reconozco mis miedos y mis
vergüenzas. Más vergüenzas advertidas. Los miedos aún se presentan y no puedo a
todos encontrar.
Tengo ese síndrome que acompaña
las letras. Ese del cual solo emergen de la tristeza. ¿Me gusta y hace mal? ¿Es
necesidad, creatividad, ignorancia?
Soy uno que escribe. Que se
esfuerza por decir la verdad. Que vive de mentiras cotidianas. Que poco puede
hablar y expresar. Que si dijese lo que piensa cambiaría su vida cada día.
No sé en qué punto de la vida –mi
vida- dejé de hacer lo que pensaba, lo que me gusta, lo que me hace temer,
estallar, vibrar.
Escribo para mí. Para la
inmortalidad. Para encontrar una pizca de aire limpio que traiga felicidad a la
historia y una ventana con cortina blanca que se eleva por el viento del mar.