Tú hogar
(…) Le pregunto entonces por qué un
rockero se involucra e invierte en un hotel, que no veo la conexión, que nunca
me lo hubiera imaginado. Él me mira con esa mirada inocente que a veces puede
tener, esa misma mirada que uno ha visto tantas veces en afiches y discos, y me
responde en forma concisa:
¾ Quería tener
un hogar. Eso es todo. Un lugar que fuera mío y de mis amigos. Si uno no abre
sus propios espacios, nadie te los va a abrir por ti.
(…) Yo, en cambio, siento que, de un
tiempo a esta parte, mis espacios se han ido cerrando. Ya no tengo dónde estar.
Por eso me voy. Parto. Huyo. La sola idea de pulular por entre las rendijas de
espacios ajenos me aterra. Estoy aburrida de subarrendar, de pedir prestado, de
habitar sitios que no son míos. Aún tengo un largo proceso de construcción por
delante (…)
(…) Yo le
dije que no esperara más de lo que la gente puede dar. Yo por ahora me tengo
que ir. Si no lo hago, toda mi vida me preguntaré: «qué hubiera pasado si…». Quizás
sea un error, pero al menos ese error será mío. Y la sola idea de tener algo
que pueda ser totalmente mío vale no solamente el riesgo, sino también la pena.
Gracias y
hasta siempre.
Night and the City
Por Ignacia Urre
Revista Acné,
columna «Santiago», SCL
Por favor, rebobinar (2010, 3ª Ed. p. 243 – 244)
Alberto Fuguet