Plan-e-ando
Debo considerar que, de los tres, yo soy el que debiese
hacer algo (y reconozco que a veces hasta cuestiono ese deber). Pero no quiero
llegar a llorar sobre sus hombros. No, me niego. Son mis padres. Quiero hablar
y explicar lo que siento. ¿Cómo se hace aquello? Trabajo en eso.
Heme aquí en un esfuerzo racional de extirpación de un
cáncer cósmico-corpóreo-interno. Tranquilizar mis días y mis emociones cuando
se trata de los sentimientos. Estoy en la difícil misión de ser justo incluso
conmigo, con ellos, con todos, si es que es posible aquello.
Debo pensar también lo que
siento. Dar algunos conceptos a la vida interna y definir la existencia de lo
que soy-me pasa-tengo. No es malo sentir, solo que no hay que sufrir por ello. Hasta
la muerte debiese venir con el orgullo y la fuerza de merecerlo. Pero asumo que
para esa gloria primero atesorar el presente y la realidad. Además de la
obviedad de que la muerte te pilla en
cualquier momento.
No hay duda, no se fueron…
Alejandro Navarro
Las Machas, verano de 1995