Realidad-es
En ocasiones la soledad se hace evidente. Es obvio. Y de
eso no sé si reír o avergonzarme. Solo llega. Lo siento venir y de pronto es
parte de mí.
Quisiera pasar más tiempo con mi padre. Que él no siga cumpliendo años. Que no envejezca, que viva para siempre al lado mío. Y eso no puede ser real…
Quisiera pasar más tiempo con mi padre. Que él no siga cumpliendo años. Que no envejezca, que viva para siempre al lado mío. Y eso no puede ser real…
Mal padre fui, he sido, soy, tal
vez lo sea. Se vienen a mí los solitarios días de sus ojos pensando en un padre
ausente. Sintiendo culpa por nacer. No sabiendo en quién confiar. No teniendo
con quién hablar. A veces quisiera volver atrás y decidir ser otro. No haberme
divertido con errores y contradicciones. Haber aprendido. No así escapar y
desligar. Sino enfrentar y asumir.
Y eso no puede ser real…
Mal con todo esto. Pero también
me esfuerzo a veces por creerlo, recordarlo y ser capaz de sentir culpa por las
decisiones y los estados. Y esos sentimientos que no son escuchados.
Adoro a mi padre, pero estoy poco
con él. Amo a mi hija y casi no la veo. Hay una nieta que aún no
conozco. Y tengo un gato en el corazón.
Podría referirme a un par de mujeres. Entre
ellas mi madre. Pero creo que es mejor dejar esto, al menos por ahora, hasta
donde está. No tengo más tiempo de ser aquello que nunca he sido: un ser conciente, responsable, feliz.