A-norma-li-dad

¿Y dónde queda entonces la mentada anormalidad?
Cuando alguien habla de modelos culturales comunes, normas sociales, actos tradicionales o vida normal, ¿a qué exactamente se refiere?
Lo normal es la posesión, la dominación, la esclavitud. Lo normal son las malas palabras, las penas por sobre las risas, el enojo y el ego en insana relación. Lo normal es querer ser atendido y escuchado, ser el centro de la vida de otro, exigir tiempo, pasión, cariño y apoyo instrumental.
¿Lo anormal es la locura? ¡La pregunta! No, pero en serio, ¿el ser anormal es el ser medio loco, el ser algo rayado por naturaleza circunstancial? ¿Es un ser medio que no sigue modelos de sociedad? ¿El ser que se rebela en una realidad que de rebelde no tiene nada? ¿Cuántos modelos de vida hay? ¿O es que esa locura se mide por la cantidad de alcohol que tomas o las drogas que consumas?
No sé entonces a qué se referían con su ser anormal, con su ser loco, poco común, no tradicional e incomunicado. ¿Será que esa anormalidad estaba en la risa constante, o en la falta de criterio para cuestionar, en el tedio de leer o en la incapacidad de amar a alguien?
¿Por qué entonces se asumen extraños, distintos, si ante la primera dificultad reaccionan como cualquier persona normal, exigiendo e incluso tratando mal?
¿Será que la locura tiene algo de moda, de medida de tendencia que no puedes dejar escapar? ¿Será que la anormalidad se acaba cuando duele, cuando extrañas o cuando sientes que te vas a enamorar? ¿Será que dejas de lado tu locura cuando el ego enfrenta un sentimiento real?
Dejen de vender locura, de manosear anormalidad. Dejen de sentirse fuera de este mundo solo porque se acuestan tarde, o porque tienen muchas relaciones sexuales que desechar.
Dejen ese micro, tenue y elegante recoveco de la locura en el corazón de quienes fugan, en el cerebro de los que entrenan para desaparecer, en quienes crean, se instruyen, dejan luz y se esfuman, en los que aman sin tiempo ni lugar…
¿Qué tiene un cuerpo de locura…?
Patéticamente normal...

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