Música que viaja

He aquí. Nuevamente. En un estado común de soledad acostumbrada. Ya casi toda una institución individual. Yo que en otros tiempos tanto hablaba, ya no quiero decir nada más. Me he cansado pronto de lo que la vida ha dado. De lo que he decidido tomar en ese andar. He visto ir y venir muchos rostros y brillantes ojos. Mesas puestas para tomar el te y hablar. He visto camas y ropas. Lágrimas de ojos que se desprenden a ritmos diferentes. Algo hay que me embarga cierta pena, pero no dejo de sentir orgullo de la añoranza, del destierro, del desprendimiento que todos debemos cuidar. Tengo en esta etapa, en este espacio, en este lugar, una gran capacidad para sostener las penas del alma. Para transformar los ciclos que nunca se cierran. Para tragar llantos y dolores de garganta.  

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