Crítica musical


Cami Slow (compositora, intérprete)

Esto va desde un ámbito en el cual no hay gran conocimiento, aunque sí ganas de hacerlo bien, de escribir algo coherente, algo que tenga sentido, significado y postura. Mucho de eso último trae consigo la última producción de Cami Slow, artista chilena, cuya creación resulta ser una dosis de honestidad. Se trata de canciones trabajadas y completas que integran muy bien letra y música. No son simples, eso encanta. Cantan al amor, tema universal. Llega. Uno conecta con la prosa. No se trata de amor genérico, sino de su vida, su visión, sus cosas.

El ritmo habla por ella. Es algo motivante, pujante, insistente. Despierta, va como para adelante, hace que te muevas, que te levantes. Oír hace imaginar su interpretación, casi incluso como mueve su cuerpo, sus manos, su cabeza. Inspira esperanza, proyección, buena onda, aire en el rostro, atardeceres, noches de playa, búsqueda de felicidad, de alegría. Son canciones bonitas, huelen a bloqueador, parecen bronceadas. Son equilibradamente densas y livianas. 

Es música de esta parte del mundo, sin duda. Porta consigo la costa, el sol, el horizonte, el corazón abierto y la verdad simple, la real. Hay arreglos y entonaciones precisas, particulares. No sé cómo describirlo, no soy especialista. Me refiero a los cambios de dirección, a los detalles, aquello que permite que algo no sea plano y, por tanto, agite, te sea significativo.

Cami Slow se deja ver. Se desnuda. Se desprende de su ropa. Canta la verdad y toca como siente, como es, como respira. Hay una línea en la música, es evidente. Los temas se asimilan, o mejor dicho, tienen autoría. Bien ahí. Portan una base clara y un mensaje que emerge, que quiere salir. Aquí hay un trabajo individual serio, planeado, underground, de garage, de poca gente, la precisa. Se agradece.

Con DCA (dale con amor) el amor se asume como un fundamento, un núcleo sagrado y potente que quema, pero que puede ser dicho con la calidez de las palabras simples. La música suave acompaña un momento al parecer inesperado, pero que por espontáneo se hace más cálido aún. Cierra con tranquilidad. Una especie de constante en esta música. 

De ti es un tema hermoso. Es una gran idea, una bella proyección. Parece ser parte de los sueños, de los espacios oníricos donde no siempre se ve, pero todo se sabe y se siente. Es un canto con mucha alma, con amplio corazón que no resulta tener un final claro. Se trata de amor, evidente. De afectos limpios, dulzura, candidez y aireada elegancia. De eso hay de sobra.

Recorrer parece hacer todo tan fácil, tan claro. Enseña a vivir. A no temer a vivir. Uno se tranquiliza, como que da suero, da calor, da seguridad. Es un recorrido feliz, apasionado, frontal. Algo inocente o en proceso de crecimiento. Puro, aunque determinado. Una guitarra alegre y potente que avanza invitando a un viaje que ye empezó y no se va a detener. 

Distancia es romántica. Es, además, una gran producción. Es una invitación, una metáfora de lucidez y sabiduría. Genera cierta esperanza, la posibilidad del riesgo o de una apuesta. Una magia que de surgir se asume imposible de olvidar. Hay una distancia, sí, pero esta se acorta a medida que avanza un nítido punteo que desemboca en un teclado perfecto, previa última declaración. Es un hit. El single de la promoción.  

Con Excusa dan ganas de bailar aun cuando se trata de una ruptura. Resulta paradojal. Hay un reclamo, una demanda, sí, pero no hay rabia, menos odio o rencor. Es una llamarada que fue perdiendo oxígeno. Un fuego convertido en desamor. Sin embargo, Cami Slow no cae, más bien deja pasar. Fluye aunque algo le duela. Es fuerte y serena. Es un final franco, mas no ofensivo. Una elegante y directa forma de dejar atrás.  

Lento empieza con unas baquetas medio punk, pero se calma (menos mal), aunque apura sobre la marcha. Parece un tren por la costa o un barco atravesando el mar. El amor no puede detenerse. Si se va, se avanza. Algo queda atrás. Siempre algo se deja, quizás, pero no hay razón para llorar. Más allá de los recuerdos, sentir puede resultar también una pérdida de tiempo, aun cuando valga la pena. Lento no es el tema (de lento no tiene nada), sino el proceso de olvidar.  

Cami Slow es amor bueno, positivo, para nada tóxico, extraño o incongruente. Posee una tranquilidad conmovedora. Genera confianza y lealtad. Sin embargo, desafía a estar a la altura. O te subes a este carro o te quedas mirando como se va. La artista ama, sin duda, pero no parece necesitar de nadie para hacerlo. Se aprecia segura, plena, autosuficiente e indudablemente independiente. Como que nada -o nadie- la puede alterar.     

Cami Slow pudiera ser de culto (sería un honor), aunque también merece ser pop (también un honor). Pegaría, se haría escuchar, contectaría-mos. El mundo merece saber de Cami Slow, conocer estas creaciones, moverse y cantar. La artista puede (¿debe?) abrir más esa ventana y dejar que salga más luz. Ventilar los miedos y pudores que genera el proceso de creación. Y claro, lo que es peor (o mejor) divulgar lo que hace (como si fuera tan fácil). Tiene con qué, tiene brillo propio, camina encendida y tiene claro su rumbo.  

Oscila como entre el rocksteady, el folckrock, el indie y el pop (creo, asumo). Es algo playero, tranquilo, aunque apasionado y sin desazón. Golpea y calma, como las olas. Parece venir de la ribera uruguaya o brasilera. El norte de Chile, sin duda. Es prendida, aunque cauta. Fuerte, pero sutil. Más que todo alegra y da gusto. Pone contento. Trae a los Aterciopelados, los Cadillacs, Ataque 77, Joe Vascocellos, Los Tres, Mano Negra. Más actualmente, asumo que Julieta Venegas. ¿Tash Sultana? Puede ser, ciertos ritmos, tal vez (¿o imposible?), aunque con estructura y definitivamente menos volada. 

En días que por soleados que sean igual pueden llevarte por lo bajo, escuchar esta música fue una sonrisa en el rostro. Un alivio. Un haz de luz. Un pasaje directo al sol para derretirse en su calor y dejar que la vida transite con los ensayos, los errores, los temores, las vergüenzas. Con todo lo que implica. Con el amor y sus divertidas caídas. Con las cosas bien hechas y aquellas que quisieras borrar. Uno no pasa más allá de la presión subjetiva (y en menor medida, social). 

La artista pertenece al lado de la luz, a las buenas  personas, las puras y contemplativas. Crea desde una genuina plenitud. No tiene reparos. Se inspira y reproduce quien es. No hay cabida para depresión, reproches, alucinaciones mentales o intentos suicidas. Estos son otros tiempos, otras cuerdas, otros pulsos. Eso de tocar piso, suelo o fondo, aquí no se estila. Estas son canciones para las personas alegres, las conectadas, las prendidas.

Objeto Crítico

Diciembre 2020

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