Decisiones

Mila Slow. Ella. Letra, música, guitarra, voz. Equilibrio, pasión, honestidad. Suavidad universal. Directa, profunda, precisa. Pocas palabras, grandes actos. Amor de base y dádiva de sentimientos. Ritmo de soleado atardecer. Una evocación.

Un viaje extendido. Construcción para la mejor versión de un futuro. 

No se oye a recuerdo, sino a proyección. Hay ganas, fortaleza, convicción. No existen límites para la comunicación, para decir lo que siente, lo que percibe, qué le provoca. Es una invitación, un llamado. Canta con alguien en sus manos, en su cuerpo, en su mente. 

La templanza de crecer con esperanzas, con anhelos, con expectativas.   

Mila es enigmática. No se sabe bien cómo está, cómo es, dónde va. Arriesga, aunque bajo control. Habla y puede que entregue todo, pero habrá que esperar. No solo es lo que dice, sino sus pausas, su mirada, la sutileza de su expresión.  

Detrás de un rostro serio parece existir un corazón inmenso. 

No es que vaya lento, sino busca hacerlo bien, que suceda, que tarde, tal vez, pero llega. Su cautela es maravillosa. Como un animal pequeño en el bosque observando plantas, ríos, colores. Feliz, paciente. Segura, aunque perspicaz.         

Tiene el viento, el sol y el rocío del agua atravesando su sonrisa. 

Está en la urbe, pero sus pies están en la orilla de la playa, su vista en el horizonte, su corazón en los ojos de su devoción. Parece enamorada, dedicada a fortificar lo que tiene, lo que desea, lo que quiere para sí y para alguien más. 

Toma todo en serio, como si fuera lo único, lo importante, lo trascendental. 

Mila se está acostumbrando a cantar de sí y para su propio bienestar. Declama su verdad, sus días, sus decisiones. Por eso conecta, porque es genuina. No busca llegar a masas, sino enviar cartas y, de paso, mantenerse sana. Gusta, encanta, da confianza, comodidad. 

Dan ganas de recostarse junto al parlante, mirar al cielo, desear que todo sea valedero.  

Admiro su sigilo. Vuelve simple lo complejo. Desdramatiza. Hace que lo difícil se pueda conversar. Sus canciones son como un café. Huelen bien, son suaves e intensas. Parecen inofensivas, pero te desafían. Si hemos de hablar, no será nada banal. 

Mira de frente, a los ojos, más allá de ellos. No pregunta, más bien observa. 

Hay que estar preparados. Puede que la veamos poco, pero aparece, dice un par de cosas y nos deja días pensando. Es un trozo de luz, de brillo, de energía. Es bueno contar con ella y que nos diga lo que piensa. Aporta, alumbra, orienta. 

Abre un portal de buen arte, de estética. 

Hace volcarse a las personas, a la humanidad. Volver a quererlas.

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