Banda sin nombre. Una historia de ciudad


Otoño, 2024

No siempre se camina solo. Medio en paz, medio perdido. Solo en serio, queriendo no estarlo, pero disfrutando feliz.
Tras luces y ventanas, sombras y reflejos, un par de pasos agresivos. En las esquinas, una que otra mirada inquisitiva. Perros, basura, balizas. 
Qué calles más sucias --llego a pensar. Tampoco huelen bien.
Y vuelve la belleza inexistente. Todo incompleto, roto, manchado, improvisado, impertinente. 
Se asume el desencanto. Se resiste. Una urbe, en algún momento, algún espacio, ha de tener sentido. Siempre habrá un extraterrestre que ilumine, que inyecte naturalidad.
Respirar y caminar. Observar y dar pasos. Ser parte de algo, pero diferente. Las manos no salen de los bolsillos. La mirada es incierta, aunque gotea esperanza. 
De pronto, un salón en las calles. Más allá de un bar, anónima, una puerta de una casa. Una larga y oscura entrada. Como un túnel a la arena, al escenario. Un dj, dos bandas. Luces bajas, comida, colores. Una celebración significativa.
Al entrar, entre rostros borrosos, tras su pelo, de frente. Una mujer. Ojos brillando en la oscuridad. Presencia imponente. Existencia con luz propia. Entre humana y de otra especie. Dobla el espacio, mirada que estremece.
Lapso de tiempo maravilloso. Difícil de olvidar. 
Alta, valiente. Cantante. Hermosa y seria. Profesional, pasional. Erguida, orgullosa. Detallista, transparente. Pieza de música, trozo de arte. Voz profunda y manos elocuentes. Interpreta, expresa, siente. Parece amarse. También escapar.
Ser, estar, compartir. Bailar con mortales. Sonreír. Actuar para todos, desplegarse, vivir. Se ve bien, cómoda. Luce, encandila. Impactan su estética y su mente. Espontaneidad, movimientos genuinos, elegantes. Como felina, envolvente.
Cada nota, una historia. Caídas, anhelos. Cada gesto, un mundo, una ebullición de excusas y motivos. Su obra, un puente invisible. Creación creciente. Un susurro al universo. Golpe interminable para individuos, para seres alegres.
Ella, honor de culto, faro en las mareas. La frontgirl de la banda sin nombre. Una luz. Estrella en el escenario y fuera de el. Ella en el micrófono. Desnudando latidos. Atrayendo el interés y las palabras. Feliz en cada canción. Viviendo un sueño.

Entradas populares de este blog

Reseña del libro 'Lo Real' de Andrés Ibáñez (2023)

Así empieza

El origen de la herida

Un matiz