Un sonido, un llamado.
Un zumbido interno con sentido, una forma íntima de comunicación.
El sol:
Dios original,
Deidad del planeta en este pequeño sistema.
Una luz externa e interna,
tan magna como universal,
tan diminuta como una lenteja.
Ilumina hemisferios terrestres y craneales.
Da calor, y con ello abrigo.
Abre todo cada mañana:
hace correr el agua, el sudor, las lágrimas.
Se lleva pétalos, partículas y esperanzas.
Origen y rebote de las súplicas, astro rey:
el de la fuerza y la energía.
Estrella que late, pulsa y parece escurrir sangre para respirar.
Complemento, secuaz, cómplice.
El corazón también se conecta:
ritmo genuino, humano, ancestral;
tan natural como animal y universal.
Sus ciclos son las mareas del mar.
Sus estadios, sus disrupciones.
Cada mirada brillante que recibió,
cada consuelo, soporte, contención que provocó.