Todo gira.
Era evidente que fuese una rueda:
¿qué otra forma podía tener?
Todos giran, además, también.
Como si el mundo entero fuese
una ronda en espiral continua.
Se expande hacia donde sea,
siempre con vocación de esfera,
de elemento que insiste en ser circular.
Una onda de energía
que se infla o se contrae,
que explota o nace,
que late
y respira.
Está ahí, sosteniendo vidas,
protegiendo,
siendo una más.