Mi hija es mi sueño. Lo más lindo
que tengo. Nada haría cambiar el día que ella nació. Estábamos en Puerto Montt.
Mi marido había sido trasladado. Hacía mucho frío y llovía a cántaros. Yo
estaba sola. Echaba de menos. Nací en Iquique y mi hija allá en el sur. Mucha
diferencia creo yo. Estaba emocionada. Quería llorar y reír. No sabía qué
hacer. Tampoco podía moverme mucho. Él, Carlos, estaba en la base y aún no
podía salir. La Anto no esperó y nació con algo de apuro. Fue un día hermoso.
Estábamos las dos no más. Lo que se repetiría mucho todos los días.