Caminatas y rituales


Pareció de cuento. ¿Puede haber tanta conexión? Fue un momento de esos eternos. Una confabulación del cosmos. Un desorden de latidos y cuerdas. Calor que erosiona la materia, altera el corazón, encandila el pensamiento.

Un sueño hecho realidad. Total sincronía. Un instante sin final. Una conspiración del universo. Un caos armonioso de pulsaciones y vibraciones. Un calor que moldea la realidad, agita el alma y enciende el cerebro.

Hubo nervios. Había compromiso. Fue necesariamente lento y bello. Entrega e integración. Una danza de complementos, de fluidos, de anhelos. Jadeos, sonrisas, desenfreno. Una caída al espacio cálido. Al alma y sus recovecos.

El cuerpo a flor de piel. Un profundo y ansioso descubrimiento. Una dádiva perfecta. Coreografía de complicidad, de suspiros, de respeto. Risitas, gemidos, desinhibición. Una inmersión en un espacio acogedor. En el alma y sus misterios.

Así es simple hallar la felicidad. Cada instante puede serlo. Una obra maestra creada. Entre caricias, besos, miradas y deseos. Un presente dulce, ardiente como un atardecer, resplandeciente como la luna. Sí, aquí, bajo la melodía de una voz cautivadora. Entre sus abrazos, frente a sus ojos, su pasión.

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