Donde se separan los niños de los hombres,
vamos a la guerra que para morir nacimos.
El que se desespera… pierde.
¡Es un animal! ¡Mira ese cuello!
Uno ochenta y siete, ochenta y cinco kilos: un tanque.
Al enemigo, ni agua.
No es lo mismo llamar al león que verlo venir.
Esa derecha no juega carritos.
Lanza y aterriza las mejores combinaciones.
Lo alcanza con el Steve jab:
un pleito de cabina telefónica.
Anda un pitbull en la ciudad, suelto y sin vacunar.
¡Aguanta garganta, que hay guerra!
Se están dando… y no consejos.
Te vas… o me voy.
Dinamita pura en el rostro.
¡Ay, papá!
El último que cierre la puerta y apague la luz.
Antes de seguir con la conga,
vamos con la tarjeta… del Tonga.